El primer dia

((Primer dia de colegio, nos dan la charla, nos enseñan nuestras aulas, profesores etc etc...))

Normalmente el discurso de inicio de curso era un ladrillo intragable, pero aquello se llevaba la palma. 6 Horas de discurso, cuando termino Denki nisiquiera se sentia las piernas.

Director: Bien, eso es todo. Salgan ordenadamente y vayan al patio donde se les asignara una clase.

Acto seguido Denki se encontro enmedio de un caos de gente corriendo.
A el no le importaba, se puso sus auriculares y se dispuso a salir cuando de repete recibio un golpe y cayo al suelo.

-Eh!! menos!- dijo girandose para ver quien se havia atrebido.

Bah... lo mismo de siempre.

La chica suspiró y se restregó las manos por las piernas. No le gustaban... no, mejor dicho, odiaba con todas sus almas los típicos discursos de principio de curso. Era lo mismo una y otra vez, ¿por qué no se lo hacían solo a los que entrasen por primera vez al instituto? ¿Qué sentido tenía?

Las horas pasaban y pasaban, y cada vez entendía menos lo que decía el director. Los párpados le pesaban, tenía ganas de dormirse, caer rendida en cualquier momento...

Hasta que se durmió. Sí, ahí, en el sitio, se durmió. Un hermoso sueño, en el cual era abducida por un extraterrestre de cinco cabezas y veinte manos, que quería hacerle pruebas para ver el funcionamiento humano... Pero ella, a base de patadas, puñetazos, mucha sangre y mucho rayo, conseguía vencerles y hacerse con el control del universo...

Una lástima que solo fuera un sueño, y que un montón de alumnos yendo de un lado para otro le despertase justo cuando iban a coronarla emperatriz.

-¿Eh? ¿Qué coñ...?

No le dio tiempo a terminar, ya que miles de estudiantes que querían salir del horrible salón empezaron a empujarla. Por eso mismo, se vio sin querer caminando hacia atrás, para luego escuchar un golpe sordo contra su espalda. Giró la cabeza, y allí vio a un chico de aspecto pequeño tirado en el suelo, con el pelo negro.

Se me hace familiar... Pero creo que le he olvidado~

Se encogió de hombros y se dispuso a seguir su camino para librarse de la claustrofobia.

Denki se levanto de un salto y localizo a Myo
**TU! cuando te pille...** Pero no tuvo mucho tiempo porque la marea de gente lo arrastro hacia el patio del colegio donde varios profesores hiban separando a los alumnos por clases.
A el como muchos años lo pusieron un una clase superior, esta vez le tocaria estar con alumnos de 17 años.
**otra vez?... en fin es lo que toca...**

Se ajustó la bolsa al hombro (un sonido metálico hubiera podido ser audible de no ser por el barullo. No le dejaban pasar las pistolas enteras, pero un cargador suelto había aparecido "misteriosamente" entre sus cosas) y se abrió paso como pudo entre la masa de gente. Temía que dijeran su nombre sin él presente, y tener que estar o bien de aula en aula o esperando a que el profesor acabara. Lo cual, vista la cantidad de alumnos, implicaba una lenta y dolorosa muerte por aburrimiento.

Así que apretó el paso y empezó a meter codos, hasta llegar a cielo abierto.

-Drosdov, James. -gritaba en aquel momento un tío algo raro con un parche en un ojo.

Poco después la bolsa le golpeaba la cadera, al ritmo de sus aceleradas piernas que le conducían a la clase. Se había asegurado de atosigar a un par de alumnos que tenían pinta de repetidores para que le contaran con pelos y señales dónde estaba lo importante en aquel sitio. Y ahora llegaba tarde.

<<Cagüen la hostia...>>

Habia escuchado pacientemente la dichosa charla de inicio de curso, la verdad, pese a mi cara de poker, puedo afirmar que aguante los 20 primero minutos entendiendo cada palabra que nos decian, el resto al igual que lo escuchaba lo olvidaba...¿Realmente alguien era capaz de aguantar semejante sermon?

Una vez finalizo me quede sentada, sin querer llamar la atencion, mirara por donde mirara todo el mundo era mas alto que yo, me sentia bastante pequeña, y con toda esa aglomeracion de gente que buscaba salir de la sala lo mas antes posible no creo que me fueran a ver, por lo que podria ser victima de pisotones, empujones...vale, quizas este infravalorando mi altura, tampoco soy tan pequeña...creo...

Una vez se despejo medianamente la sala pude levantarme y caminar hacia la salida, ahora bien...¿A que clase pertenezco?

-Umm...Debe ser por aqui...¿o tal vez...? -

Caminaba tres pasos en una direccion para dar cinco hacia atras...
Lo admito, ni idea de a donde ir...

Aun estando en aquel lugar, su mente no estaba allí. Miraba a todo el mundo, detrás de sus gafas, pensando que nadie la podía ver e imaginaba la historia de cada persona que pasaba por su vista. Escuchó pocas palabras de aquel raro discurso, aunque ella tenía mucho que pensar y no se le hizo demasiado denso. Al ver a la mayoría moverse, les siguió hacia fuera para oír su nombre y dirigirse a clase. Estaba algo aturdida por la marabunda de gente, su baja altura la hacía sentirse cohibida.
Al oír su nombre, Ayako se acercó hasta el grupo de gente que se había formado para ir a su misma clase y simplemente los siguió, mirandose los pies.

La chica de pelo azul observó atentamente a su alrededor mientras era pronunciado el interminable discurso. Después de un rato de escuchar, se dio cuenta de que este consistía básicamente en decir lo mismo con diferentes palabras una y otra vez, así que decidió desviar su atención, pensando en sus cosas. Realmente odiaba aquellos discursos. Sencillamente, no tenía ganas de prestar atención a algo que era lo mismo, así duró las 6 horas, cavilando en sus pensamientos hasta que se dio cuenta que estaba sola en la sala, se sonrojó levemente, avergonzada de su despiste.

Se levantó rápidamente y observó a su alrededor, para darse cuenta de que la última alumna, aparte de ella, estaba saliendo, y decidió seguir para encontrarse, con muchísima buena suerte, a su clase, simplemente se quedó en silencio, memorizando las caras de cada uno que pasaba, aunque no le costó mucho esfuerzo.

Se rascó el pelo y bostezó.

-Que aburrimiento-gruñó por lo bajo

Decidió caminar un poco, para ver si podía integrarse algo en el grupo, aunque probablemente, como siempre, no lo consiguiese y se quedaría sola y marginada a un lado... Bah, costumbre.

James dobló veloz una esquina pivotando sobre su puntera izquierda, y casi se llevó por delante a una pequeña joven de largos cabellos azules adornados con un gran lazo blanco. Se detuvo justo antes de chocar con ella; sólo su frente rozó algo el lazo.

La chica echó un vistazo por encima de su hombro izquierdo antes de darse la vuelta del todo y quedarse mirando fijamente a James, cuyas coloradas mejillas temblaban a causa de su agitada respiración.

En aquel momento de shock, sólo se le ocurrió pensar que aquellos ojos que tan atentamente le escrutaban eran preciosos.

Tras andar desorientada por los pasillos de aquel lugar en una esquina casi la atropellan, desorientada, se giro a ver que era lo que ocurria, y se topo con la mirada de un joven bastante mas alto que ella. Un buen rato sostubo la mirada con la de el...

Creo que eso no esta bien - penso- No deberia mirar tan fijamente a la gente...

En un momento vacilo y desvio la mirada hacia una pared, ocultando su mirada bajo un largo cabello azul que le surcaba la frente y dividia su rostro en dos, para luego volver a mirarlo y disculparse.

-Lo siento mucho, no te vi venir, ibas con prisa y yo me interpuse. - Todo eso lo dijo mientras apartaba la mirada en numerosas ocasiones, temiendo que aquel joven se sintiera intimidado de que una diminuta niña le mirara tan fijamente.

-No, perdona.- respondió James, algo azorado y consciente de que no ofrecía muy buena imagen. -Corría sin prestar mucha atención al camino... Es que llego tarde...- sonrió tímidamente, aunque repentinamente volvió a adoptar una expresión seria y preocupada.

-¿Tú no sabrás por casualidad si el aula 113 es por aquí? Es que soy nuevo aquí, y no estoy muy seguro...

Parpadeo varias veces y luego le devolvio la sonrisa

-No te preocupes, no es nada ^^ Umh... ¿El aula 113? No estoy segura...Tambien soy nueva, ni si quiera se en que clase estoy... Pero del pasillo del que venga parece que habian aulas numeradas, con certeza puede que sea por alli

Miro de reojo hacia el pasillo antes mencionado como si buscara la clase 113

-Ah, de acuerdo entonces...- James echó un vistazo hacia donde ella miraba-. Muchas gracias por tu ayuda- sonrió con los ojos brillando de gratitud.- A todo esto, ¿cómo te llamas? Yo soy James, James Drosdov.

-No es nada.- Le devolvio la sonrisa- Ah! Encantada, James Drosdov, yo me llamo Aina Cyrus...

Tras esa pequeña presentacion, James parecia dirigirse de nuevo en busca de su clase, sin embargo, en cuanto comenzo a andar algo lo detuvo, ya que la pequeña Aina habia agarrado sus ropas con apenas unos dedos

-Esto...¿puedo...acompañarte? No se muy bien a que clase pertenezco, pero quizas lo averigue si voy a la tuya, si no es molestia, claro.

-Esto...-dudó un poco, pues tal proposición le había pillado del todo por sorpresa. Miró a la chica y se decidió.

-¡Claro! Me encant... ehm... sí, por supuesto que puedes.-se corrigió a tiempo. Por muy encantadora, guapa o... en fin, no debía mostrar debilidad alguna. Era un pistolero, al fin y al cabo.

Pero lo cierto era que le estaba costando resistirse.

-¿Vamos pues?-preguntó, inseguro.

Ella simplemente sonrio y con un movimiento de cabeza, asintiendo, se coloco a su lado para acompañarle, luego levanto la cabeza para mirarle aun sonriendo.

-Muchas gracias...¡Si, vamos! ^-^

Y así, los dos (él manoseando el cargador, que recién había sacado de la bolsa, en la mano derecha; y ella, a su izquierda, con su melena añil ondeando a cada paso que daba) enfilaron por el pasillo en busca de la dichosa aula 113.
El silencio pesaba para James como una losa, el único sonido era el de los pasos de ambos y quizás un leve rumor lejano de mucha gente arrastrando los pies y charlataneando. Sentía que debía romper ese silencio, pero no se sentía capaz de hacerlo sin parecer soberanamente estúpido.

-¿Y...-de repente se arrepintió, pero ella ya le estaba mirando así que no tenía más remedio que continuar-...de dónde vienes? Quiero decir -se dio cuenta de que tal pregunta podía resultar extraña- en qué zona de la ciudad vives, y eso...-en general quería saber sobre ella, y no le parecía un mal comienzo. Entonces, ¿por qué seguía sintiendo ese calor interno tan incómodo?

Aina parecia pensarselo largo y tendido antes de responder, no estaba segura de si resultaria un poco confusa dicha respuesta.

-Veras...Hasta hace poco no vivia en la ciudad capital, aunque tampoco se con certeza donde vivia exactamente. Resulta confuso...pero he venido para estudiar aqui, y aun no me he instalado- Por un momento parecio ruborizarse y bajar la mirada.

- Perdona que no sepa explicarlo con claridad.- Levanto la vista y le miro para despues formularle la misma pregunta.- Y tu, ¿De donde eres? ^^

-Bueno, antes vivía en el límite del Desierto, en uno de los búnkeres de las afueras de la ciudad. No me iba mal allí, pero desde que mi poder se hizo más que evidente, me mandaron aquí como complemento a mi entrenamiento... Y supongo que también estaban hartos de que la tele se estropeara misteriosamente cuando yo andaba cerca y de que los cubiertos se marcharan flotando tras de mí -se rió un poco al recordarlo-. Aunque ya controlo mejor mis habilidades. -Como demostración, mantuvo el cargador levitando sobre la palma de la mano y lo desmontó. Separó las ocho balas que contenía de la carcasa, lo elevó todo sobre su cabeza, e hizo que los proyectiles giraran cual planetas alrededor del prisma de metal hueco. Echó un vistazo a Aina, que se había quedado pasmada ante su demostración. Le sonrió y, para finalizar su actuación, incrementó la velocidad hasta que todo el sistema brilló como una etérea esfera de bronce... y lo hizo "implosionar". Lo montó todo de nuevo y lo dejó caer... justo sobre la cabeza de Aina. Logró agarrar el cargador justo a tiempo para evitar que le cayera encima a su acompañante.

-Esto no estaba previsto, lo siento... -se guardó el componente armamentístico en el bolsillo al tiempo que toda la confianza que le había llenado mientras controlaba los campos magnéticos se evaporaba y, en su lugar, volvía a aparecer esa ya para entonces conocida mezcla de miedo y timidez. Giró la cabeza hacia el otro lado para que no se le notara el sonrojo.

Desde luego se habia quedado sorprendida, el dominio que tenia sobre su poder era impresionante, pese a que casi le cae sobre la cabeza, no le importo, le sonrio muy contenta de haber podido ver aquella breve pero maravillosa demostracion.

-Ha sido... impresionante, me ha sorprendido mucho- Casi se habia quedado con la boca entre abierta del asombro.- No te preocupes por eso ultimo ^^.- Volvio a sonreir y, para sorpresa de James, esa sonrisa se tranformo en una ligera y suave carcajada. - Entonces, eres capaz de controlar los campos magneticos, o algo asi, ¿No?

-Sí, justamente eso. No mola tanto como la telequinesis, pero tiene sus ventajas... Me consta que me cuesta menos lanzar un aerodeslizador que a un telequinético. Pero en fin -se encogió de hombros- eso es otra historia... -se quedó pensativo unos instantes- Oye, ¿qué poder tienes tú?

-Entiendo, la telequinesis tambien esta bien ^^- Se quedo un rato pensativa despues de escuchar su pregunta. No sabia muy bien como reaccionaria cuando supiera que no tenia ninguno, que posiblemente fuera una Meistes.

-Mi poder...Carezco de alguno, al menos hasta ahora, pero creo que ha tenido suficiente tiempo para manifestarse...- Hizo una pausa en la cual un largo suspiro se escapo de sus labios- Si, debo ser una Meistes.

-Oh... -se quedó sin palabras. Le costaba imaginar el no tener poder alguno. Recordaba su vida antes de él... pero el tenerlo le había cambiado, había condicionado su vida. Y le sabía mal que aquella personita tan agradable no hubiera experimentado esa increíble sensación todavía.
Paró de andar y le puso la mano en el hombro a Aina, con lo que ella también ella se detuvo. "¿Qué demonios estoy haciendo?", pensó una parte de él. Pero otro sentimiento distinto le había embargado, le dominaba y le daba una confianza y seguridad para hablar que nunca hubiese imaginado.
-Lo siento, Aina. Lamento que te haya ocurrido eso. No sé cómo te debes haber sentido... pero estoy seguro de que no te debe haber resultado nada fácil. Y es justo eso lo que me entristece... que lo hayas pasado mal -a medida que hablaba, se fue dando cuenta de que lo que decía era cierto. Lo cual no dejaba de sorprenderle: ¿cómo podía importarle tanto alguien a quien apenas conocía?-. Pero no creo que tengas que sentirte así nunca más -sonrió-. Estoy seguro de que tu poder surgirá pronto, sea el que sea. Y si no lo hace... bueno, ten por seguro que me encargaré de que no estés triste.- "Ahora sí, ¡¿qué diablos dices?!" Sentía que con esas palabras se estaba metiendo en algo grande, que parecía superarle por momentos.

Pero, tras mirar de nuevo a los bellos ojos de Aina, le dio igual.

Miraba con gran sorpresa a James. No se esperaba aquella reaccion, normalmente la gente pensaba "pobrecita", " que pena" cosas por el estilo, y sin mas dejaban pasar el tema, sin embargo el se habia preocupado por ella, el habia ido un paso mas haya, no solo se habia apiadado de ella, sino que habia afirmado que se encargaria personalmente de alejar la tristeza de ella.

La verdad, se habia quedado perpleja ante las palabras que le habia dedicado su compañero, parecia tan seguro de si mismo,inspiraba tanta confianza, tanta seguridad.

Tras un breve silencio que a ambos le resulto eterno, Aina mira a James y sonrio entrecerrando los ojos. - Gracias, yo tambien espero que pronto surja. - A pesar de ser un simple gracias, estaba cargado de un gran significado.